Saharaui, saharauia, eidi feidiak al hurria (saharauis, unamos nuestras manos hacia la libertad).
El programa de trabajo que FEDESAEX y la Delegación Saharaui para Extremadura está desarrollando en estos días en los Campamentos de Refugiados/as Saharauis de Tindouf (Argelia), contemplaba un viaje de exploración e identificación para conocer de primera mano los proyectos que se están desarrollando en los territorios liberados del Sahara Occidental. No solo se trata sólo de una región donde se asienta el ejército popular de liberación de la RASD, sino donde viven los nómadas “beduinos”, que todavía transitan por el desierto con su ganado –camellos y cabras-, e instalan sus frig – grupos de jaimas – con sus familias, mujeres y niños/as.
Sin embargo, poco a poco, algunas familias saharauis comienzan a instalarse en los alrededores de Bir Lehlu, Tifariti y Aguenit. El clima allí es más húmedo que en la Hamada, donde están situados los campamentos, y el calor del verano no llega a los 50 grados de los alrededores de Tindouf.
La gran parte de población beduina vive en los campamentos de personas refugiadas, trasladándose a la “badía” (nomadeo) en las épocas de buenos pastos. Salen con sus camellos y cabras por las zonas de los territorios liberados y Mauritania. Según la Misión de la Observación de la ONU, hay unos 10.000 nómadas que transitan en los territorios liberados, compartiendo espacio con las actividades del ejército saharaui. Según las ONGDs que están desarrollando proyectos en la zona, hay la presencia permanente de entre 12.000 y 15.000 personas, ya que existe un creciente sector de la población de los campamentos que se trasladan a las zonas liberadas. También se pueden contar dentro de este sector a familias de los campamentos que van a Mauritania para encontrarse con sus parientes de las zonas ocupadas por Marruecos, y para reponerse de enfermedades en la “badía”, una vida sana y comida a base de leche, dátiles y carne de cabra. Cada vez son más quienes que dejan instaladas sus jaimas con la esperanza de comenzar una nueva vida en su propio país…
Así pues, los territorios liberados están constituidos por la franja de territorio del Sahara Occidental de unos 90.000 km2. que no está comprendida tras los muros defensivos construidos por Marruecos en los años 80. De unos 1.000 km de largo y diferentes anchuras, este territorio controlado por el Frente POLISARIO y la RASD limita al norte con Argelia, al este y sur con Mauritania, y al oeste con el muro marroquí, de más de 2.700 kilómetros, más conocido por el “Muro de la Vergüenza”, que divide el territorio del Sáhara Occidental y está rodeado de minas, siendo uno de los 10 territorios con más minas en el mundo.
Éste es el punto de partida… ésta, la crónica del viaje, de la mano de quienes así lo vivieron.
“Bajo este contexto, iniciamos un largo viaje a través del desierto y bajo las medidas de seguridad pertinentes, con el objetivo de acercarnos a la realidad sanitaria y educativa que vive la población nómada, conocer sus principales necesidades, y establecer alianzas con las entidades que las están apoyando y con las que nos habíamos coordinado previamente. Más de diez horas en un jeep todoterreno, viendo cómo muy de vez en cuando aparecían algunas acacias, la escasa vegetación y el agua… que no era más que los espejismos en el horizonte que ahora podía ver y tantas veces imaginé leyendo cuentos cuando era más niña.
Pero a medida que íbamos internándonos en el desierto, fui siendo consciente de que los cuentos, cuentos son… y pregunté a Mohamed, nuestro compañero que conducía, cómo hacía para orientarse y saber qué pista había que seguir en el desierto en cada momento y no perdernos. Su respuesta fue contundente: “somos los hijos del desierto”, conocemos bien nuestra tierra… y así lo fui constatando durante la travesía. Conocían los árboles, las piedras, los diferentes colores de la arena, sus marcas, el lenguaje de las nubes en el cielo, y, en realidad, todo lo que hay que conocer para sobrevivir en la hamada… y es que cuando el desierto es tu casa, no necesitas mapas, ni gúguelmaps, ni GPS.
Paramos a comer durante el camino, y el equipo de FEDESAEX pudo comprobar la dureza de esa casa que es el desierto, bajo un sol de justicia, donde encontrar una sombra es un regalo. Los compañeros saharauis buscaron para hacer fuego, calentar té y asar carne de camello para reponer fuerzas y proseguir el viaje. Una escena que para muchas personas puede formar parte de una aventura o un día de campo… pero que no lo es cuando esa “aventura” no se elige, no forma parte de tu ocio, sino que es tu día a día, donde el sol que te quema o el viento que te arrastra y golpea en la cara, forma parte de un tiempo de espera que se hace eterno, y donde el estar aislado/a y olvidado/a hace que no tengas acceso a tus derechos básicos, o que resultes invisible a los ojos del mundo y vivas esa “aventura” para muchos/as como una condena al mismo infierno, día tras día.
Con estas reflexiones y pensamientos compartidos, y siendo testigos de cómo el paisaje y el desierto cambia continuamente con el movimiento al avanzar… llegamos a Bir Lehlou, y después a Tifariti, población que cuenta con una base militar, una escuela, un hospital, un huerto y alrededor de 30 casas pequeñas. Sin embargo, alrededor del área de Tifariti viven al menos 5.000 saharauis nómadas que se mueven con sus jaimas y sus camellos y cabras para pastar y es la población que se beneficia de estos servicios que, como pudimos constatar, en cuanto llegamos resultaban insuficientes y precarios.
Nos acercamos a las Escuelas Nómadas donde ya nos habían avisado que las necesidades son similares a las de otras escuelas en cuanto a mejoras de infraestructuras, falta de equipamiento, formación del profesorado, etc. Pero con el agravante de que, al estar situadas en zonas más alejadas y aisladas, el apoyo no es tan constante ni siempre responde a las necesidades del momento.
Y seguidamente, el equipo de ANARASD, nos acompañó y compartió el momento en el que está el Hospital de Tifariti, el contexto en el que nació la construcción del hospital: situación actual, necesidades inmediatas en cuanto a equipamientos e infraestructuras, inclusión de comisiones médicas y sanitarias, formación del personal, etc. También, la importancia de aunar fuerzas y trabajar en red las Asociaciones de Amigos/as del Pueblo Saharaui con las entidades que trabajan de forma permanente en los campamentos junto a las autoridades saharauis y Agencias Europeas de Cooperación, para que los proyectos e iniciativas que ponemos en marcha complementen y realmente den respuesta a las necesidades de la población. Y en este sentido, la intención de ambas entidades es continuar en contacto y tejer redes de colaboración si las oportunidades lo posibilitan.
Tras pasar la noche en Tifariti y con sentimientos encontrados de dolor, rabia, indignación y admiración por ser testigo de la dura realidad que se vive en los territorios, mezcladas con la alegría compartida que te contagiaban las compañeras y compañeros saharauis por el hecho de haber pisado tierra liberada, estar en su tierra, tierra saharaui que la hacen nuestra nada más pisarla… regresamos a Rabuni al día siguiente.
Diez horas de saltos entre las dunas y “los ríos del desierto”, donde el silencio gritaba entre el polvo que levantaba la arena la necesidad de existir del territorio liberado, de las miles de familias nómadas que prefieren estar en su tierra pese a las duras y extremas condiciones de vida, un territorio dividido en dos, por un muro de arena, concreto, y minas antipersona construido por un país: Marruecos. Si bien la guerra terminó hace años, pudimos ver vestigios de los enfrentamientos al regresar. Hoy el conflicto no ha terminado.
Y ante esto somos muchas las entidades que nos seguiremos sumando a multitud de ONGs de derechos humanos: Amnistía Internacional, HRW, AIODH, y tantas otras que informan constantemente sobre los abusos, atropellos, torturas y violaciones que sufre el pueblo saharaui en los territorios ocupados, denunciando el silencio mediático, la invisibilización de los territorios liberados y la eterna espera en los campos de refugiadas para ejercer el derecho a la libre autodeterminación que tantas veces se les ha reconocido en la ONU.
Estos últimos días, nos han llenado de fuerza y han servido para reafirmar nuestra lucha desde FEDESAEX y desde lo más hondo por la causa saharaui, en la que creemos firmemente.
[Referencias complementarias: http://agencias.abc.es/agencias/noticia.asp?noticia=2655061]